La Niña Adela no es solo un bar de tapas: es un lugar con historia, sabor y mucha personalidad. Mi trabajo consistió en capturar su esencia a través de imágenes que transmiten cercanía, alegría y autenticidad. Fotografié momentos reales, platos recién servidos, detalles que hablan del espacio y la energía que se respira en cada rincón. También creamos piezas en vídeo para redes, pensadas para invitar, emocionar y compartir.

Un proyecto donde la estética va de la mano del sabor, y donde el contenido refleja exactamente lo que vives al sentarte en su barra.

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